Cuando la vida te detiene para recordarte quién eres
Hay almas que nunca terminan de sentirse parte de esta Tierra. Les cuesta enraizar, adaptarse, sentirse cómodas en una realidad que parece demasiado densa, demasiado ruidosa. Son almas que vienen con una sensibilidad especial, con una frecuencia distinta, y que muchas veces se ven atrapadas en dinámicas familiares o sociales que las asfixian. Durante años pueden cargar con todo: las emociones de otros, los miedos ajenos, las expectativas del entorno. Se convierten en sostén, en refugio, en ayuda constante. Pero un día el cuerpo dice basta. A veces ese basta llega en forma de enfermedad, de agotamiento, de ansiedad, de una parálisis inesperada o de una caída que parece romperlo todo. Pero lo que realmente se rompe no es el cuerpo: es el patrón de sostener lo insostenible. El cuerpo, con su sabiduría, grita lo que el alma lleva tiempo susurrando: “ya no puedes seguir viviendo desde la carga, sino desde tu verdad.” En estos tiempos tan intensos, muchos están sintiendo lo ...