EVADIR EL PROCESO INTERNO
Desde una perspectiva más racional, podría interpretarse como una cuestión de preparación emocional y mental. Quienes han trabajado en su sanación interna han desarrollado herramientas para afrontar los desafíos con mayor resiliencia, mientras que quienes han vivido más en lo externo pueden sentirse desorientados cuando llegan las dificultades. No es que sea justo o injusto, sino que cada camino trae sus propias consecuencias naturales.
Si tomamos esto en términos energéticos, podríamos decir que el universo no premia ni castiga, sino que simplemente refleja lo que cada persona ha cultivado. En épocas de cambios colectivos, quienes han hecho el trabajo interno pueden notar que las cosas empiezan a fluirles mejor, mientras que otros pueden encontrarse con obstáculos inesperados.
Ahora las aguas profundas están sacando a la luz lo que antes estaba oculto. No es tanto un castigo para unos y una recompensa para otros, sino una especie de reequilibrio en el que cada uno recibe el resultado de su propio proceso.
Aquellos que hemos sacrificado por años, energía, amistades, tiempos de ocio y de diversión, en post de trabajar en nuestro interior, de hacer terapias, de alimentar nuestra alma, de trabajar las heridas es ahora momento de proteger nuestra energía y no dejarnos arrastrar por las circunstancias de quienes ahora enfrentan dificultades. No es una cuestión de egoísmo, sino de autocuidado. Hemos dedicado mucho tiempo al crecimiento interior, hamos trabajado mucho en nosotros mismos y quizás ahora empiezamos a ver un atisbo de luz y ver los frutos de ese esfuerzo.
Eso no significa que debamos volvernos indiferentes o cerrar nuestro corazón, pero sí que es importante establecer límites. Si quienes nos rodean no han trabajado en su interior, han preferido llevar una vida hacia lo externo, al goce, al disfrute, y ahora enfrentan pruebas, pueden vernos como un apoyo o incluso tratar de volcar en nisotros sus frustraciones. Aquí es donde necesita discernir hasta qué punto pudemos estar presentar sin comprometer nuestro bienestar.
Lo justo es que cada quien asuma su propio proceso. Las pruebas que vendrán no serán para vivir en el drama, quienes no trabajaron tienen la oportunidad de hacer su propio trabajo interior. No sé puede vivir el proceso de nadie , ni cargar con lo que ellos no han querido o no han sabido enfrentar antes.
Mantenerse firme en la luz, sin culpa ni miedo. Podemos acompañar desde el amor, pero sin sacrificar nuesta estabilidad.
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