TERCER DOMINGO DE CUARESMA


El Tercer Domingo de Cuaresma nos invita a reflexionar sobre la sed espiritual y la conversión. En este día, se nos presenta a Jesús como el agua viva que sacia nuestra sed más profunda.

El evangelio proclamado este día es el del encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo, que se encuentra en, Juan 4,5-42

En este pasaje, Jesús, cansado del camino, se sienta junto a un pozo en Samaria y pide agua a una mujer samaritana. Esto es sorprendente porque los judíos y samaritanos no se trataban. Durante la conversación, 
Jesús le dice:
“Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.”

La mujer, intrigada, le pide esa agua, y Jesús le revela su conocimiento sobre su vida, lo que la lleva a reconocerlo como un profeta. Finalmente, Jesús se revela como el Mesías, y la mujer corre a anunciarlo a su pueblo, convirtiéndose en testigo de Cristo.

Este evangelio nos enseña que solo Jesús puede saciar nuestra sed de amor y sentido en la vida. Nos llama a dejar atrás nuestros antiguos caminos y recibir su agua viva, que es la gracia de Dios. Además, nos invita a ser como la samaritana: transmitir la alegría del encuentro con Cristo a los demás.

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