La Noche de San Juan: el fuego sagrado que purifica y renace
La noche de San Juan es un rito ancestral que celebra el fuego y la luz, una noche mágica donde el sol aún gobierna y la Tierra parece bailar en su abrazo más cálido.
Este fuego no solo quema leña, sino que también purifica nuestro espíritu, quema viejas cargas, miedos y dudas. Es una noche para renacer, para saltar las llamas con la esperanza de dejar atrás lo que ya no nos sirve y abrirnos a lo nuevo.
El solsticio que precede a esta noche sagrada trae consigo la energía de la culminación y la transición, invitándonos a mirar dentro, a celebrar la fuerza vital que nos conecta con la Tierra y con el cosmos.
Al encender el fuego, encendemos también nuestro interior. Nos recordamos que somos parte de un ciclo eterno de luz y oscuridad, muerte y renacimiento. Que este fuego nos ilumine el camino y nos impulse hacia la plenitud de nuestro ser.
Luz de Verano
Hay luces que nacen suaves,
como suspiros en la noche,
y bailan quietas en la terraza
cuando el verano respira hondo.
Una bombilla encendida
no elige a quién atraer,
solo brilla, porque así es su alma,
porque así aprendió a ser.
Vienen luciérnagas doradas,
con alas de admiración sincera,
pero también llegan los zumbidos
de sombras que no esperan.
Y aunque intente apagarse un rato,
cerrar el resplandor en su pecho,
siempre hay quien vuelve a buscarla
cuando cae su propio techo.
Hay uno que regresa a las nueve,
como si el reloj fuera un secreto,
llamando desde su tormenta
como si aún tuviera derecho.
Pero la luz ya no tiembla,
ni baila por cada regreso.
Ha aprendido que quien la quiere
no llega tarde ni a destiempo.
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