SEÑALES DE UN MUNDO AL LIMITE los últimos días de Pompella - Sodoma y Gomorra - Babilonia
"Cuando la Tierra dice 'basta': señales de un mundo al límite"
En los últimos días, el Etna —el volcán más activo de Europa— ha vuelto a rugir. Lo ha hecho con fuerza, sin pedir permiso, como si la Tierra estuviera levantando la voz en medio de tanto ruido humano. Y mientras miles de turistas huían atemorizados, a muchos nos vino una imagen inevitable: Pompeya, el día antes de ser sepultada. Fiestas, descontrol, placer vacío... y luego, el silencio de la lava.
Y no es solo el Etna. Temblores, tormentas solares, anomalías climáticas, incendios fuera de temporada... El planeta habla. La pregunta es: ¿alguien está escuchando?
Cuando el hombre olvida su centro
Esto no es nuevo. En textos antiguos ya se hablaba de Sodoma y Gomorra, ciudades de excesos y violencia donde se perdió todo sentido de lo sagrado. En Éxodo, el pueblo bailaba alrededor del becerro de oro mientras Moisés recibía las leyes del cielo. ¿Y qué hizo la Tierra entonces? Respondió. Se sacudió. Se replegó. Se protegió.
Hoy vemos un reflejo similar: una sociedad cada vez más desconectada del alma, donde la apariencia vale más que el ser, donde se adora el oro (el dinero, el cuerpo perfecto, la fama rápida) y se ignora la conciencia, la naturaleza, la vida simple.
2025 es un año antecesor y de recogimiento, un año para estar más quietos, más recogidos, más atentos al interior que al exterior. Que este año no es para grandes viajes, sino para viajes hacia dentro. "cuando todo afuera se sacude, lo único firme está dentro de uno mismo".
El alma y el volcán
Los volcanes no son castigos. Son respuestas. Son la forma que tiene la Tierra de liberar presión, de decir "me duele, tengo que sacar esto". ¿Y no es eso lo mismo que sentimos muchos? Alergias, ansiedad, crisis de salud que no tienen causa médica clara… quizás también nosotros estamos liberando.
¿Qué nos toca hacer?
No se trata de vivir con miedo, sino con conciencia. De empezar a mirar la Tierra como un ser vivo, no como un recurso. De mirar el alma como el centro, no como un lujo. Y de entender que si seguimos celebrando el becerro de oro, puede que un día la lava nos despierte de golpe.
Así que este 2025, más que correr, mostrar, consumir… quizás se trate de quedarse, sentir, limpiar, escuchar y volver al origen.
¿LO SIENTES?
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