DESPERTAR AL ORIGEN
Vivimos tiempos en los que todo parece acelerado, saturado, lleno de ruido y distracción. Pero en medio del caos, una verdad sutil y persistente aguarda a ser recordada: el rescate es interior.
Este no es un camino de evasión, ni una fuga de la realidad. Es, más bien, un retorno. Un regreso al centro, a la frecuencia más profunda de nuestro ser. Mientras la humanidad corre en círculos, atrapada en sistemas que adormecen la conciencia, el verdadero despertar sucede dentro. No se anuncia, no grita, vibra.
Y es que todo es vibración. Cada pensamiento, cada emoción, cada átomo que nos compone y cada gesto que emitimos. Nada está quieto, nada está aislado. Somos parte de una sinfonía invisible, resonando constantemente con el universo. Sin embargo, la mayoría aún vive como si lo esencial fuera lo material, lo inmediato, lo tangible.
Olvidamos que somos seres multidimensionales, más allá de este cuerpo y este tiempo. Nuestra existencia no se limita a lo que los ojos ven ni a lo que la mente racional puede explicar. Hay otras capas, otras realidades que coexisten con esta, y que pueden tocarse —sí— cuando uno se atreve a mirar hacia adentro.
Pero mirar no basta. El conocimiento sin movimiento se estanca. De nada sirve comprender si no se encarna. Leer, meditar, saber... es el primer paso. Lo siguiente es vivirlo, integrarlo, moverlo en actos, palabras y decisiones. Porque el alma no despierta con teorías, sino con experiencias.
Despertar es recordar. Y recordar no es simplemente traer algo al presente. Es mucho más profundo: es volver al origen. A ese lugar donde no hay separación, donde la energía simplemente es. Porque somos eternos, y aunque el mundo nos repita que la vida es una carrera finita, el corazón sabe que ya habitábamos antes de llegar aquí, y seguiremos siendo después de irnos. Somos energía, conciencia en movimiento, viajando a través de esta experiencia humana.
Entonces, ¿qué hacemos con esta verdad? La vivimos. Con responsabilidad, con presencia, con amor. Porque aunque el mundo parezca dormido, basta que una chispa despierte para encender el fuego en otros.
El rescate no vendrá de afuera. Somos nosotros. Cada uno. Despertando desde adentro hacia todo lo que somos.
Comentarios
Publicar un comentario