CUANDO LA VIDA DEJA DE TENER SENTIDO

Hablar de alguien que se quita la vida siempre es delicado, porque toca de lleno nuestra humanidad. Y aunque  es una realidad que  se evita porque muestra el fracaso de nuestros sistemas es importante hacer hincapié que siempre hay formas de pedir ayuda aunque en el momento no la veamos.


Muchas personas que llegan a ese punto suelen estar atravesando un dolor profundo —emocional, mental, espiritual— que sienten insoportable y del que no ven salida. No significa que no haya alternativas, sino que en su estado interior no logran percibirlas. Factores como la depresión, la ansiedad, la desconexión social, experiencias traumáticas o el estrés sostenido pueden hacer que alguien se sienta atrapado.A pesar de que seguimos sin dar la importancia que requiere la salud mental.

Es algo que afecta a más personas de lo que a veces pensamos, y por eso la empatía, la escucha y la prevención son tan importantes.

Estoy segura que cuerpos de la policía así como hospitales pueden confirmar como en épocas de lunas llenas o eclipses todo se precipita. Los eclipses representan momentos de cambio, de sombra y revelación. Suelen asociarse a remover lo oculto, sacar a la luz lo que estaba guardado, y por eso pueden sentirse como etapas intensas emocionalmente. Quienes son más sensibles a estas energías pueden experimentar mayor inestabilidad, tristeza o confusión, como si se removieran heridas internas.

Lo esencial aquí es reconocer que, aunque haya influencias externas (astrológicas, sociales, energéticas), lo más importante es no quedarse solo con el dolor. Buscar apoyo —en familia, amistades, profesionales de la salud mental, comunidades espirituales o grupos de confianza— puede marcar la diferencia.

Querer dejar está existencia no es la solución, ya que interrumpir nuestro proceso d  vida solo hará acrecentar más la tarea que asumimos al venir aquí.

Te comparto algunas ideas para atravesar estos momentos de mucha carga emocional, que yo misma trato de llevar a la práctica en este período que atravieso:

Reconocer lo que sientes sin juzgarte, la tristeza, la confusión o el cansancio profundo no son signos de debilidad: son señales de que algo dentro pide atención. Ponerles nombre y aceptarlos es el primer paso.

Haz  cosas simples aunque estés agotado—caminar descalzo en la tierra, respirar profundo, escribir lo que sientes, cocinar con calma— ayuda a recordarte que estás aquí y ahora, en el cuerpo.

Dormir, alimentarte con lo que te nutra, moverte un poco cada día. En estados de carga emocional fuerte, lo esencial se vuelve medicina.

Hablar con alguien de confianza, un familiar, un amigo, un terapeuta o incluso grupos de apoyo. No cargar solo/a con lo que pesa aligera muchísimo.

Recordar que no somos islas, lo que sentimos muchas veces es reflejo de algo mayor: crisis sociales, incertidumbre, cambios globales. Reconocerlo evita que lo vivamos como un fallo personal.

Convertir el dolor en acción, muchas veces, la energía de impotencia encuentra salida si se canaliza hacia algo con propósito:  crear, compartir contenido, escribir para poner orden a nuestras emociones.

Busca lo que te haga sentir mejor aunque puede que solo veas oscuridad, hay personas que necesitan salir, distraerse, y otras necesitamos silencio para poder gestionar todo lo que acontece en nuestro interior.

Dar pequeños paseos, sol, aire...

👉 Si en algún momento sientes tú mismo/a que la vida se te hace insoportable o que no encuentras salida, por favor busca ayuda inmediata. Hablar con un ser querido o contactar líneas de apoyo puede salvar vidas.

En muchos países hay líneas de emergencia disponibles las 24h. Por ejemplo, en España está el Teléfono 024, gratuito y confidencial, para la prevención del suicidio. 


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