En este espacio podrás encontrar temáticas para ACTIVAR TU LUZ y en especial para equilibrar las energías. Recuerda siempre, eres dueño y responsable de tu vida y además dispones de tu libre albedrío, las decisiones solo te pertenecen a tí y en tí está la decisión de vivir en paz, armonía, bienestar y abundancia.
Hay momentos en la historia de la humanidad en que el velo se adelgaza, y 2025 es uno de ellos. No porque lo diga ningún calendario ni predicción, sino porque se siente. El aire está más denso, la gente más irritable, los vínculos más frágiles. Es como si la Tierra misma nos estuviera pidiendo coherencia: que lo que decimos, pensamos y hacemos, al fin, se unifique.
Durante estos meses finales de 2025 y el comienzo de 2026, las energías planetarias simbolizan un choque entre lo viejo y lo nuevo. Saturno, arquetipo de la estructura, la responsabilidad y el tiempo, se acerca al signo de Aries, que representa el impulso del renacer, el fuego del “yo soy”. Es un encuentro tenso, pero necesario: el deber de madurar nuestro fuego interior, de aprender a actuar desde la autenticidad y no desde la rabia o el miedo.
Neptuno, símbolo de los sueños y las ilusiones colectivas, también entra en esta danza. Y cuando Neptuno cambia de signo, lo que se disuelve no es menor: se derrumban las falsas esperanzas, los relatos que sostienen un sistema que ya no vibra con la verdad del alma. Por eso muchos sienten confusión, cansancio o desengaño. Es el despertar de la conciencia, pero también el duelo de lo que creíamos ser.
Lo que no está alineado con el corazón, simplemente no se sostiene. Relaciones vacías, trabajos sin alma, ideales construidos desde el ego… todo tiembla. No para castigarnos, sino para liberarnos. Estamos siendo llamados a mirar la sombra, a reconocer lo que negamos, a abrazar nuestra humanidad con sus luces y sus grietas.
La Tierra, como organismo vivo, también se está reacomodando. Hay movimientos, cambios climáticos, sacudidas que nos recuerdan que no somos dueños del planeta, sino parte de él. Cada persona sensible puede sentirlo en su cuerpo: una presión, una inquietud, una necesidad urgente de volver al silencio, al centro, al alma.
2026 no promete ser más fácil, pero sí más claro. Las energías del nuevo ciclo pedirán acción consciente, valentía desde el corazón, liderazgo sin ego. Ya no bastará con “aparentar” o “sobrevivir”: se trata de vivir en verdad. De volver a lo esencial, a lo pequeño, a lo real.
Quizá, en medio de tanto ruido, la práctica más revolucionaria sea permanecer en calma, escuchar al cuerpo, cuidar la palabra, y sostener la luz interior. Porque lo que viene no es el fin, sino el principio de una humanidad más honesta, más humilde y más despierta.
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