LEER PARA CAMBIAR
Leer para compartir vs. leer para cambiar
Vivimos en una era de información instantánea. Leemos artículos, vemos videos inspiradores, escuchamos frases motivacionales y, casi de inmediato, sentimos la necesidad de compartirlo con otros. "Mira esto, te vendría bien", "Esto es justo lo que necesitas leer", "Voy a enviárselo a mi hermano, a mi amiga, a mi pareja".
Pero, ¿cuántas veces nos detenemos a preguntarnos si ese mensaje también nos interpela a nosotros?
Miramos hacia afuera, señalamos, compartimos lo que leemos creyendo que es para los demás, pero rara vez nos preguntamos: ¿y esto, cómo me aplica a mí?
La ilusión del aprendizaje, leer no es aprender y escuchar no es cambiar.
Estamos acostumbrados a consumir información como si fuera entretenimiento, como si con solo leer algo ya hubiéramos adquirido sabiduría. Pero el verdadero aprendizaje ocurre solo cuando hay un cambio en nuestra forma de pensar o actuar. Si no hay transformación, solo hubo consumo de información, nada más.
La proyección en los demás
Es mucho más fácil ver lo que el otro hace mal que mirar dentro de nosotros mismos. Nos incomoda la autocrítica, porque nos enfrenta con la responsabilidad de cambiar. Y como el cambio da trabajo, como implica salir de la zona cómoda, proyectamos en los demás lo que no queremos ver en nosotros.
¿No será que ese mensaje también nos habla a nosotros?
El ego y la resistencia al cambio
El ego nos protege, nos da identidad, pero también nos engaña. Nos hace creer que ya sabemos, que los que tienen que cambiar son los demás. Y así seguimos atrapados en los mismos patrones, leyendo, compartiendo, comentando… pero sin hacer nada diferente.
Nos cuesta cambiar porque cambiar implica esfuerzo, implica aceptar que tal vez hemos estado equivocados en ciertas cosas. Y eso duele.
Leer para transformarse
Si realmente queremos que la lectura tenga un impacto en nuestra vida, necesitamos una actitud diferente. Aquí algunas preguntas que podemos hacernos cuando leemos algo que nos resuena:
¿Cómo se aplica esto a mí? Antes de pensar en compartirlo con alguien más, reflexionar sobre qué parte de ese mensaje tiene sentido en nuestra propia vida.
¿Qué puedo hacer diferente a partir de esto? Un aprendizaje real se traduce en acción. Si un texto me tocó, si algo me hizo pensar, ¿cómo lo puedo integrar en mi día a día?
¿Estoy dispuesto a cambiar? Porque al final, de nada sirve leer, compartir y reflexionar si no hay una voluntad real de hacer algo distinto.
Menos compartir, más integrar
La información sin aplicación es solo ruido. Podemos seguir llenándonos de textos, libros y frases inspiradoras, pero si no hacemos el esfuerzo de aplicarlos a nuestra vida, seguiremos igual.
Así que la próxima vez que leas algo interesante y sientas la necesidad inmediata de compartirlo con alguien más, detente un momento y pregúntate:
"¿Cuántas veces he compartido algo pensando en que otros lo necesitaban, sin darme cuenta de que tal vez el mensaje era para mí?"
Tal vez la respuesta te sorprenda.
MIS LIBROS
✨LA sabiduría del tarot y la biblia, un camino hacia la luz
✨Los tesoros perdidos de la humanidad
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✨Con cariño
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