María Magdalena

La diosa de diosas

Dulzura

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María Magdalena es actualidad y el camino a tomar, nos enseña a cerca de todo aquello que precisa este tiempo llevar a la práctica ya que nos habla del amor del amor incondicional, de la entrega, de la rendición a lo que es mucho más allá de una muerte física. Ella encierra las enseñanzas más elevadas de Jesús.

Cuando hablamos del amor incondicional es hacia los demás pero también hacia nosotros mismos, esto se consigue por dejar de juzgar bien sea a nosotros, a los otros o las circunstancias externas.

Dejar de lado las apariencias externas e ir al alma de las personas, observarlas y sentirlas no con nuestros ojos físicos sino con los ojos de nuestro padre. Debemos centrar nuestros pensamientos en las cosas buenas que se nos han sido dadas y de esta forma podemos encontrarlas en las personas más allá de las apariencias, sin importar lo que los demás puedan decir u opinar.

María Magdalena nos invita a vivir y disfrutar de los momentos realmente importantes, rodeándonos de personas que nos aporten paz y bienestar. A liberarnos de rencores, de sentimientos opresivos a responder con amor, es en este proceso que se comienza a sanar, donde fluyen, confluyen y emergen las energías hacia la liberación y el amor incondicional, a estar en paz con nosotros mismos. Si lo puedes ver dentro de ti lo puedes ver y apreciar en los demás.

María Magdalena es una frecuencia de alta vibración que nos lleva y conduce al camino del Cristo. Fue una mujer destacada en la vida de Jesús a pesar de que la iglesia  la denigró a lo más bajo. Aún así ella estuvo en todo momento  junto a Jesús, en la crucifixión  y la resurrección, fue discípula, apóstol,   fue su mujer y su compañera de vida y gracias a ella sus enseñanzas siguieron vivas. 

Es el camino de la iniciación en la búsqueda consciente de la Verdad Eterna. Nos habla de entrega que no es lo mismo que servilismo, de sostener, confiar en la vida, conectar con la fuente, el despertar del sagrado femenino.