Ascensión
La Tierra como un organismo vivo
Desde diversas tradiciones espirituales y enfoques como el de Gaia (teoría de James Lovelock), la Tierra es vista como un ser viviente, un macroorganismo interconectado que responde a las energías de sus habitantes. Si los seres humanos vibran en frecuencias densas (miedo, odio, desconexión, materialismo extremo, separación), esto repercute en el campo energético del planeta, densificándolo. La "densidad" aquí hace referencia a la vibración más baja y a una desconexión con los planos sutiles de luz y amor universal.
La aceleración de esta densificación puede ser percibida por muchas personas que trabajan con energías sutiles o en labores de "trabajo de luz", como sanadores, meditadores o personas con sensibilidad espiritual. Sienten que el trabajo se vuelve más difícil debido al incremento de bloqueos energéticos, patrones de sufrimiento y caos generalizado.
La desconexión de la esencia y la divinidad
La esencia o divinidad en el ser humano es su conexión con la Fuente, con el Todo, con aquello que trasciende la materia. Cuando las personas pierden esta conexión debido a las distracciones del mundo moderno, las creencias limitantes y el énfasis en lo material, predominan emociones y estados de conciencia más densos,como el miedo y la ansiedad, a nivel colectivo, estamos viviendo en un estado de incertidumbre constante, alimentado por noticias negativas, cambios climáticos y problemas sociales.
A ello se le suma el individualismo y la separación, donde la falta de conexión auténtica con los demás (y con uno mismo) genera un aislamiento que perpetúa sentimientos de vacío y desamor.Sin obviar el materialismo extremo, la sobreidentificación con lo físico y la búsqueda de gratificaciones externas desequilibra nuestra conexión espiritual.
Este alejamiento de la divinidad natural que reside en cada uno de nosotros está impidiendo que se puedan irradiar frecuencias elevadas de amor, gratitud y compasión, energías que nos ayudarían a contrarrestar la densidad acumulada.
Todo ello está generando un impacto en el "trabajo de luz" Quienes trabajan en elevar la frecuencia vibratoria (ya sea a nivel personal, grupal o planetario) perciben que la "resistencia" es mayor debido a la velocidad con la que las energías densas están creciendo y se manifiesta en cansancio extremo y bloqueos energéticos, al intentar "limpiar" o transmutar estas energías, se necesita más esfuerzo y enfoque.
Muchos sentimos o tenemos la sensación de retroceder, puede parecer que, por cada paso hacia la luz, hay una mayor contrarreacción de caos o densidad.Los trabajadores de luz requieren prácticas de enraizamiento y purificación constantes para no ser arrastrados por las vibraciones bajas.
La transformación planetaria comienza a nivel individual. Al elevar nuestra propia frecuencia a través del amor, la compasión, la gratitud y el perdón, generamos un efecto de resonancia que impacta nuestro entorno.
Prácticas como la meditación, el mindfulness, la conexión con la naturaleza y el trabajo energético permiten "recordar" nuestra divinidad y alinearnos con planos superiores.
A nivel colectivo, se pueden fomentar comunidades y espacios donde predomine la conexión espiritual y el servicio a los demás. Lugares donde la vibración sea intencionadamente elevada pueden actuar como anclas de luz en medio de la densidad.
Trabajo con la Tierra (Gaia), el apoyo al planeta implica cuidarlo físicamente (reducción de la contaminación, prácticas sostenibles) y energéticamente (ceremonias de sanación, anclaje de luz y conexión con su red energética).
Es fundamental mantener un equilibrio entre el mundo espiritual y la realidad terrenal. Ser faros de luz no implica desconectarnos del mundo físico, sino transmutarlo con nuestra presencia consciente y vibrante.
Parte del proceso de densificación también puede verse como una oportunidad para que la humanidad enfrente su propia "sombra" los patrones negativos que necesitan necesitamos ser reconocidos y transformarlos. Aceptar la dualidad y trascenderla con amor es clave.
Aunque el proceso puede parecer alarmante, también se puede interpretar como una aceleración del despertar espiritual. La intensidad actual empuja a muchas almas a cuestionar su vida, buscar significado más allá de lo material y reconectar con su propósito espiritual.
La "complicación" del trabajo de luz puede ser vista como un llamado a intensificar los esfuerzos, a crear redes de apoyo y a fortalecer nuestra resiliencia espiritual. Tal vez la densificación actual sea la antesala de una transformación colectiva necesaria.
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