NO ES AMOR- SEMANA DEL AMOR 💕


Lo que comúnmente se llama "amor" en la sociedad muchas veces no es realmente amor, sino una combinación de apego, necesidad, control y miedo a la soledad.

Las personas entramos  en relaciones buscando llenar vacíos, esperando que el otro nos haga felices o cambie para adaptarse a nuestras expectativas. Esto genera dinámicas de dependencia, frustración y sufrimiento, donde en lugar de aceptarse y amarse, las personas simplemente se soportan, se controlan o se manipulan mutuamente.

El amor genuino no tiene nada que ver con la posesión o el control. Es un estado de plena aceptación y libertad, donde  vemos y aceptamos al otro tal como es, sin querer cambiarlo. Damos sin esperar a  recibir y compartimos  sin depender.

La finalidad es crecer juntos, sin limitarnos mutuamente sintiéndonos libres dentro de la conexión, no prisioneros de ella.

Pero en la realidad, la mayoría de las personas hemos sido programadas para creer en un amor basado en el miedo, en el "si me amas, debes hacer esto o aquello", en el "sin ti no soy nada", en la culpa, el deber y la dependencia emocional.

¿Por qué estamos tan alejados del verdadero amor?

Prioritariamente por creencias erróneas sobre el amor, desde pequeños nos enseñan que el amor es sufrir, que implica sacrificio y que debemos encontrar a "nuestra otra mitad" para estar completos. Pero eso es falso. El amor real no es necesitar al otro, sino elegir compartir el camino desde la plenitud.

Por otro lado muchas personas no están en una relación por amor, sino por miedo a estar solas. Prefieren soportar una relación tóxica antes que enfrentar su propio vacío interior, otras fracasan porque cada persona quiere que el otro se ajuste a sus expectativas. En lugar de amar al otro como es, intentan moldearlo, lo que genera sufrimiento y conflicto.
Confundimos el amor con el apego, creemos que amar es aferrarnos a alguien, cuando en realidad el amor es liberar.

Debemos entender de una vez por todas que no podemos dar lo que no tenemos. Si no nos amamos a nosotros mismos, buscaremos que el otro llene ese vacío, lo que lleva a relaciones basadas en la necesidad y no en la verdadera conexión. Cuando nos sentimos plenos, el amor deja de ser una necesidad y se convierte en una elección consciente.

Debemos salir del concepto de “amor romántico” distorsionado. El amor no es sufrimiento, sacrificio ni dependencia. Es libertad, expansión y plenitud compartida.


Muchas personas no sabe amar porque no se aman a sí mismas. Y es comprensible ya que se nos han educado para poner a los otros en primer lugar, de lo contrario seríamos egoístas. Y así quedamos  atrapados en relaciones donde solo se toleran, se soportan o se manipulan mutuamente, en lugar de realmente conectarse desde la libertad y el respeto. El amor verdadero no exige, no ata, no controla. Es aceptación, crecimiento y libertad.
Cuando despertamos y comprendemos lo que realmente es el amor, nos damos cuenta de que amar es dejar ser, sin expectativas ni condiciones.


IMPORTANTE 

Muchas parejas se desmoronan con el tiempo porque no logran establecer una identidad propia dentro de la relación. Hay varios factores que influyen, pero uno de los más determinantes es la gestión de los límites con la familia extendida.

Cuando una pareja se forma, lo ideal es que ambos creen su propio espacio, un hogar con sus propias reglas, rutinas y dinámicas. Sin embargo, muchas veces, las familias de origen siguen teniendo una gran influencia, ya sea por apego, costumbres o incluso por presión emocional. Aquí es donde empiezan los conflictos si no se establecen límites claros.

No significa que haya que cortar lazos o no convivir con ellos, sino que hay que entender que la relación primaria es la pareja. La familia de cada uno sigue siendo importante, pero no debe interferir en la toma de decisiones ni en la intimidad de la relación.

Los problemas surgen cuando uno de los dos no corta el cordón umbilical con su familia y permite que interfieran. 

CUIDADO CON 

Padres que opinan sobre todo lo que hace la pareja.
Suegros que esperan que su hijo/hija siga priorizándolos como antes.
Familiares que imponen sus valores o dinámicas en el hogar de la pareja.
Expectativas de pasar todas las festividades con la familia de origen sin considerar la del otro.

Una pareja que quiere mantenerse unida en el tiempo necesita construir un mundo propio. Eso implica establecer límites sanos, definir su propio tiempo y espacio, y proteger la relación de influencias externas. Las familias pueden ser apoyo, pero no deben ser una extensión de la relación.

Lo importante es que ambos miembros de la pareja estén alineados en esto. Si uno es más dependiente de su familia y el otro busca independencia, habrá choques. Pero si desde el inicio se habla de estos temas y se establecen acuerdos, hay más probabilidades de que la relación sea sólida y duradera.
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