CIVISMO EN CARRETERA


Este es un tema importante y muchas veces pasa desapercibido en el día a día de los que  nos desplazamos por carretera. La convivencia en las vías públicas no solo depende de las señales de tráfico o las normas escritas, sino también de algo más intangible pero fundamental como es ser cívicos.

Conducir un coche no es  simplemente un acto mecánico o una rutina diaria. Es, en realidad, una actividad que pone a prueba constantemente nuestra empatía, paciencia, respeto por los demás y más importante, nuestra vida. Sin embargo, lo que muchas veces se ve en las carreteras parece reflejar lo contrario,  impaciencia, agresividad y falta de consideración. No faltan quienes  no respetan las normas básicas como  saltarse las señales, no ceden el paso a peatones en los pasos de cebra, conducen pegados al vehículo de adelante o incluso olvidan algo tan sencillo como poner los intermitentes. Estas actitudes no solo generan incomodidad, sino que también ponen en peligro la vida de otros.

El problema del "ego al volante"

Un aspecto preocupante es cómo el automóvil se convierte, para muchos, en una extensión de su ego. Los coches bonitos, nuevos, tuneados o potentes suelen dar una falsa sensación de superioridad. Algunos conductores se sienten "dueños de la carretera", como si su vehículo les diera más derechos que al resto. Este fenómeno no es más que una muestra de cómo, en lugar de disfrutar del privilegio de la movilidad que un coche ofrece, se utiliza como una herramienta para alimentar la competitividad y la arrogancia.

Pero, ¿de qué sirve un coche moderno, caro o lujoso si quien lo conduce no tiene humildad ni civismo? Las carreteras no deberían ser campos de batalla donde se libra una lucha constante entre egos. Al contrario, deberían ser espacios de convivencia y fluidez, donde cada uno tenga claro que su derecho a circular termina donde comienza el de los demás.

La importancia del civismo en la carretera

El civismo al volante no es un lujo ni una opción, es una necesidad. Respeto, empatía y prudencia son valores que no solo hacen el tráfico más seguro, sino también más humano. De poco sirve tener tecnología de última generación en los vehículos si no se acompaña de un comportamiento ético y responsable.

Respetar las normas es algo que parece básico, pero muchos conductores las ven como "sugerencias" y no como reglas indispensables para la seguridad.

Luego están quienes para evitar ceder el paso aceleran, en mi opinión no cuesta nada dar prioridad a que otro vehículo entre al carril, es un gesto simple y sencillo.

Las prisas, pareciera que siempre vamos tarde a todos los sitios, siendo   una de las principales causas de accidentes. He aprendido que  si un conductor te adelanta o te pita, lo mejor es no respondar con agresividad,  mantén la compostura.

Usar los intermitentes y respetar la distancia de seguridad sin pequeñas  acciones que todos sabemos pero no precticamos  y pueden evitar grandes accidentes.

Tener un coche es un privilegio que muchos en el mundo no pueden permitirse. Transformarlo en una herramienta de arrogancia o agresividad no solo refleja una falta de civismo, sino también una desconexión con lo que realmente importa,  la seguridad. La carretera no es solo un lugar de tránsito, es un espacio donde podemos demostrar quiénes somos como sociedad. Conducir con civismo no solo hace la vida más fácil para todos, sino que también nos recuerda que, detrás de cada volante, hay una persona con una historia, un destino y una vida que merece respeto.

PUEDES APOYAR ESTE CONTENIDO HACIENDO UN DONATIVO EN 

Puedes visitar mis canales de YouTube en

ladiosaquetehabita1

ladiosaquetehabita2



Comentarios

Entradas populares