NO ES MALTRATO


La sabiduría solar de los animales, una lección que los humanos hemos olvidado

Cada día, mi perro me recuerda algo que la mayoría hemos dejado de lado, la importancia del sol. Con una determinación serena, me pide salir. No para jugar o pasear, sino para tumbarse bajo los rayos solares, cerrar los ojos y simplemente estar. Cuando considera que ha recibido suficiente, regresa al interior con un aire de satisfacción y calma. Ese momento, que para muchos pasaría desapercibido, encierra una enseñanza profunda.

Y, sin embargo, he escuchado comentarios acusatorios de personas que creen que permitir que mi perro tome el sol es una forma de maltrato. Esa percepción nace de una desconexión cada vez mayor con los ritmos naturales de la vida. Hemos olvidado que el sol no solo ilumina el mundo, sino que alimenta nuestros cuerpos, regula nuestros ciclos y es fundamental para la salud física y emocional de todos los seres vivos.

Los gatos, tan libres en sus decisiones, también buscan los rincones soleados. Basta observarlos en los tejados, veredas o patios, inmóviles bajo el calor como si lo absorbieran en cada célula. No es casualidad, lo hacen porque lo necesitan. Instintivamente saben que el sol les aporta energía vital.

La ciencia confirma lo que los animales ya comprenden. La exposición moderada al sol favorece la producción de vitamina D, esencial para el sistema inmune, la salud ósea, el estado de ánimo y muchos procesos biológicos fundamentales. Sin embargo, vivimos en una cultura que muchas veces demoniza al sol, promoviendo el encierro y el miedo en lugar del equilibrio y la consciencia.

Quizá deberíamos reaprender de quienes aún conservan el contacto con la naturaleza. Nuestros compañeros animales no necesitan estudios ni teorías para entender lo que su cuerpo les pide. Ellos actúan desde la sabiduría instintiva que nosotros hemos cubierto con capas de ruido, rutina y prejuicio.

Permitir que un perro tome el sol no es descuido, es permitirle recargarse, regularse, sanarse. Lo mismo vale para nosotros. El sol, en su justa medida, no es peligro: es medicina.

Observar a los animales es una invitación a reconectar. A volver al origen. A recordar que la vida necesita luz. Y que muchas veces, el verdadero bienestar se encuentra en lo más simple, un rayo cálido, un momento de quietud y la conciencia de que el sol, más que un enemigo, es un antiguo aliado.

PUEDES APOYAR ESTE CONTENIDO HACIENDO UN DONATIVO EN 

Puedes visitar mis canales de YouTube en

ladiosaquetehabita1

ladiosaquetehabita2

Comentarios

Entradas populares