SER ASTUTOS COMO SERPIENTES
La serpiente tiene una riqueza simbólica que nos invita a analizar no solo su comportamiento natural, sino también las dinámicas humanas que encarnan ciertos patrones de manipulación y abuso.
La serpiente, al ser un reptil de sangre fría, no actúa impulsivamente. Su capacidad de observación paciente antes de atacar nos muestra una cualidad estratégica que, lamentablemente, algunas personas también adoptan en sus interacciones. Estas personas pueden mostrarse inofensivas en un principio, pero con el tiempo revelan sus intenciones, atacando en los momentos de mayor vulnerabilidad.
Las estafas y la manipulación, depredadores de la energía
En el ámbito de la vida cotidiana, la comparación se vuelve particularmente clara cuando pensamos en quienes se aprovechan de los demás emocional, económica o espiritualmente. Este tipo de personas tienden a buscar víctimas con una disposición bondadosa, confiada o vulnerable, explotando esas cualidades para su beneficio. Actúan como la serpiente, observan, estudian y finalmente ejecutan su "ataque". Y lo que buscan no siempre es tangible, como dinero, sino algo más profundo; la energía, la confianza o la paz interior de su víctima.
La sensación de ser manipulado o estafado no solo duele por la pérdida material, sino porque se siente como una traición a nuestra bondad. Las víctimas suelen preguntarse: ¿Cómo alguien pudo aprovecharse de mi sinceridad? Esta experiencia puede conducir al desencanto y la desconfianza generalizada hacia los demás.
El consejo de Jesús
Jesús nos da una clave valiosa cuando dice: "Sean mansos como las palomas y astutos como las serpientes" (Mateo 10:16).
Mansedumbre como las palomas, la mansedumbre no implica debilidad, sino una actitud de humildad, bondad y paciencia. Una persona mansa no busca dañar, ni actúa desde el orgullo o la agresión. Sin embargo, la mansedumbre por sí sola podría hacernos más susceptibles a caer en las trampas de los manipuladores.
Astucia como las serpientes, la astucia implica sabiduría, discernimiento y la capacidad de leer el entorno. Ser astutos no significa adoptar la maldad de las serpientes, sino aprender de su capacidad de observación y estrategia para protegernos. La astucia nos permite anticipar posibles peligros y actuar con prudencia sin dejar de ser bondadosos.
Encontrar el equilibrio
El gran reto está en unir estas dos cualidades de manera armoniosa. No se trata de ser desconfiados al punto de cerrar el corazón a los demás, pero tampoco de ser ingenuos hasta el punto de permitir que nos hieran repetidamente. Es necesario cultivar la habilidad de evaluar las intenciones de quienes nos rodean, de cuestionar sin paranoia, y de establecer límites claros que protejan nuestra energía y bienestar.
Un punto importante es que esta combinación requiere autoconciencia y crecimiento personal. Para ser mansos y astutos, debemos aprender a confiar en nuestra intuición, muchas veces sentimos señales internas cuando alguien no tiene buenas intenciones. Escuchar esa voz interior puede ayudarnos a evitar problemas, además de establecer límites saludables ya que ser bondadosos no implica permitir abusos. Es crucial aprender a decir "no" cuando sea necesario, sin sentir culpa. Las heridas causadas por manipuladores pueden ser lecciones valiosas. En lugar de cerrarnos al mundo, podemos usar estas experiencias para fortalecernos y desarrollar nuestra astucia.
La energía, un recurso valioso
En un sentido más espiritual, la energía que las personas buscan robar es nuestra vitalidad, paz y amor propio. Los manipuladores suelen funcionar como "parásitos energéticos", necesitan de otros para llenar su vacío interior. Por eso, mantenernos firmes y conscientes de nuestro valor personal es una forma de proteger nuestra energía. Esto no significa dejar de dar, sino aprender a dar de manera sabia, a quienes realmente lo merecen y valoran.
La serpiente en nosotros mismos
Finalmente, es útil recordar que todos tenemos una "serpiente" interna. Si bien en algunos es destructiva, también puede ser la fuente de nuestra sabiduría y prudencia. Al integrar esta parte de nosotros, podemos aprender a usar nuestras habilidades estratégicas sin dañar a otros, pero asegurándonos de no ser dañados tampoco.
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