LA IMPORTANCIA DE UNA VIDA ACTIVA - ALZHEIMER
Lo que voy a mencionarte se alinea bastante con la perspectiva antroposófica sobre el Alzheimer y las demencias, que proviene de la obra de Rudolf Steiner y la medicina antroposófica inspirada en sus enseñanzas.
Desde esta mirada, la enfermedad no se ve solo como un daño biológico al cerebro, sino como un fenómeno que tiene significado en la relación entre cuerpo, alma y espíritu.
Cuerpo, alma y espíritu
En antroposofía, el ser humano está compuesto de cuerpo físico, cuerpo etérico (fuerzas vitales), cuerpo astral (alma con vida emocional y pensamiento) y yo o espíritu (la individualidad).
El Alzheimer se considera, en este enfoque, un proceso donde el alma y el yo empiezan a desligarse del cuerpo, especialmente del cerebro, y el cuerpo físico queda más vulnerable.
No se ve simplemente como degeneración neuronal, sino como una manifestación del alma que se retira o encuentra dificultad para mantenerse ligada al mundo físico.
En algunos textos antroposóficos, se dice que el Alzheimer puede aparecer cuando el alma ya no encuentra un sentido profundo para permanecer aquí, como si su atención y motivación se dirigieran hacia otros planos o hacia la integración con lo espiritual.
La pérdida de memoria y de funciones cognitivas se interpreta como una forma de que el cuerpo refleja la desconexión del espíritu, más que como un mero fallo cerebral.
A veces se habla de que estas enfermedades son una especie de transición anticipada del alma, una manera de separarse suavemente del mundo material.
La medicina antroposófica busca acompañar al paciente con terapias artísticas (pintura, música, movimiento), nutrición específica, masajes y ritmos diarios que ayuden a fortalecer la conexión cuerpo-alma.
No es un enfoque que prometa cura, sino acompañamiento y sentido, ayudando a que la persona siga sintiéndose integrada y reconocida en su mundo.
PARA NO LLEGAR A ELLO SE DEBE TENER EN CUENTA LA IMPORTANCIA DE:
Mantener actividad preserva la autonomía y la dignidad, cuando una persona mayor deja de hacer cosas por sí misma, aunque pueda hacerlo, empieza a depender más de otros, incluso innecesariamente. Esa dependencia reduce su sentido de agencia, es decir, la sensación de que su vida es suya y que sus decisiones importan. Desde la mirada antroposófica, esto puede interpretarse como que el yo y el espíritu se desconectan poco a poco, porque no hay un motivo interno fuerte para estar presentes en la vida.
Actividad física y mental protege la salud, caminar, socializar, participar en actividades, ejercitar la mente y el cuerpo reduce riesgos de enfermedades físicas y cognitivas. No es solo una cuestión de prevención médica; también ayuda a que el cuerpo etérico (las fuerzas vitales) se mantenga activo, algo que desde la antroposofía está directamente ligado a la vitalidad del alma.
Vivir por sí mismos fortalece la conexión con la vida, si una persona hace todo por obligación o porque otros lo empujan, no hay motivación interna. Pero cuando eligen vivir activamente, aunque sea a su ritmo, se sienten protagonistas de su propia existencia, lo que refuerza la salud emocional, cognitiva y espiritual.
Esto se traduce en mayor bienestar y menor riesgo de caer en estados de apatía o desconexión (que, desde la mirada antroposófica, sería un camino hacia el deterioro prematuro).
Como hijos, pueden ofrecer herramientas, pero el impulso de vivir activamente debe venir de ellos.
Nuestra energía y nuestro tiempo son limitados, y gastar años tratando de convencerlos puede no solo desgastar emocionalmente si o generar resentimiento.
Desde cualquier enfoque de cuidado, la autonomía de la persona mayor es central: no podemos reemplazar la voluntad de alguien que todavía tiene todas sus facultades.
La motivación externa solo sirve hasta cierto punto; la interna es la que realmente nutre la vida.
Con cariño,
✨ Ladiosaquetehabita ✨
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