EL PROFETA DORMIDO - Edgar Cayce
Edgar Cayce (1877–1945) fue un místico y clarividente estadounidense, conocido como el profeta dormido, porque realizaba sus lecturas en un estado de trance. Cayce hizo miles de predicciones y afirmaciones sobre salud, espiritualidad y el futuro del planeta. Entre sus visiones más conocidas están las que describen un despertar espiritual de la HUMANIDAD- combinado con grandes cambios geológicos y climáticos.
Cayce creía que la humanidad estaba entrando en un período de transformación espiritual, un despertar en el que más personas serían conscientes de su conexión con el universo, su karma y su propósito superior. Sin embargo, según él, este proceso no sería separado de los cambios físicos del planeta:
Predijo movimientos de continentes y reconfiguraciones de tierras. Por ejemplo, habló de cambios en América del Norte y del Sur, y la posibilidad de que partes de la Antártida y la Atlántida desaparecieran bajo el agua.
Mencionó terremotos y tsunamis como eventos naturales que acompañarían estas transformaciones.
Señaló que el aumento de la actividad volcánica y sísmica podría ser una consecuencia de la limpieza o ajuste de la Tierra ante los cambios humanos y espirituales.
Cayce no veía estos eventos como castigos, sino como parte de un proceso de purificación y reajuste de la conciencia global.
En sus lecturas, el despertar espiritual y la expansión de la conciencia colectiva podrían ayudar a la humanidad a navegar estos tiempos de crisis con mayor sabiduría y resiliencia.
Según Cayce, el mundo físico y el espiritual están profundamente conectados. Los desastres actuarían como catalizadores, impulsando a la humanidad a reconsiderar su relación con la naturaleza y su propia espiritualidad.
Esto implica que, al enfrentar estos desafíos, la humanidad tendría la oportunidad de evolucionar moral y espiritualmente, aprendiendo cooperación, compasión y responsabilidad global.
Muchos intérpretes contemporáneos ven en las profecías de Cayce un paralelismo con la crisis climática actual: aumento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos, terremotos y tsunamis. Desde este punto de vista, su mensaje podría verse como un llamado a la conciencia: los desastres naturales son inevitables en cierta medida, pero el despertar espiritual y la acción ética pueden cambiar cómo los afrontamos y mitigamos sus efectos.
Con cariño,
✨ Ladiosaquetehabita ✨
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