En este espacio podrás encontrar temáticas para ACTIVAR TU LUZ y en especial para equilibrar las energías. Recuerda siempre, eres dueño y responsable de tu vida y además dispones de tu libre albedrío, las decisiones solo te pertenecen a tí y en tí está la decisión de vivir en paz, armonía, bienestar y abundancia.
Una sonrisa. Una foto bonita. Una imagen que encaja con lo que esperan de ti. Te dicen: "Te ves bien", "Qué suerte tienes", "Siempre tan alegre". Pero esa imagen no cuenta la historia completa. Solo muestra la portada, no el contenido.
LO QUE LA GENTE NO VE
La piel que arde. El cuerpo que grita por dentro cuando la ansiedad te atraviesa sin permiso. El insomnio, los temblores, la desesperación de no poder apagar la mente. No ven las pastillas. No ven las crisis. No ven cómo te rompes cada día y, aún así, sigues funcionando como si nada.
LO QUE LA GENTE NO SOPORTA
Que pongas límites. Que digas “no”. Que empieces a priorizarte. Que dejes de sonreír por compromiso. Que te defiendas. Que empieces a sanar. La gente a veces prefiere verte rota, pero funcional, antes que fuerte, pero incómoda. Prefieren la imagen feliz a la verdad incómoda.
"No todos los fuegos se ven desde fuera. No todos los cambios se celebran. Pero algunos de nosotros, simplemente, ya no podemos más con fingir."
No es nada físico": cuando lo invisible pesa más que el cuerpo
Hay una escena en una serie que, sin previo aviso, me hizo un nudo en la garganta. Una niña sufre una crisis de ansiedad. Llora, no puede respirar bien, el corazón se le dispara, se tambalea. El padre, desesperado, la lleva al hospital. Tras las pruebas, el médico sale con una frase que, aunque dicha con alivio, lleva una carga silenciosa y peligrosa:
"Está bien. No tiene nada físico. Solo es psicológico."
Y entonces todos respiran tranquilos. Como si el hecho de que “solo” fuera mental fuera un alivio. Como si lo invisible no doliera. Como si el cuerpo fuera más importante que la mente. Como si lo emocional no contara.
Ahí me vi. Ahí nos vemos muchos. Y no siempre podemos decirlo.
Porque vivimos en una sociedad donde si el corazón no muestra una arritmia, si los pulmones no fallan, si la sangre está bien, entonces “no tienes nada”. Pero, ¿y si la mente está agotada? ¿Y si por dentro hay un grito silenciado, un miedo que aprieta el pecho, unas manos que tiemblan, una cabeza que no puede parar?
El peso de lo que no se ve
Las enfermedades mentales y los problemas emocionales todavía llevan un estigma: no se ven, no se tocan, y por eso se dudan. Se minimizan. Se esconden.
Y mientras tanto, muchas personas salimos a la calle con una sonrisa puesta, bien peinadas, con maquillaje, con la ropa bien elegida, cumpliendo con nuestras responsabilidades, aparentando estar bien… y por dentro, temblamos.
Nos da miedo no poder arrancar el coche porque sentimos que el cuerpo no responde. Nos da miedo quedarnos paralizados en mitad del supermercado. Nos da miedo que alguien note que no podemos más. Nos da miedo decirlo, porque aún hay quien responde: “Eso es que te lo tomas todo muy a pecho” o “Tienes que pensar en positivo”.
Como si fuera tan fácil.
Lo psicológico también enferma el cuerpo
La mente y el cuerpo no son dos cosas separadas. La salud mental no es un anexo: es el centro. El estrés sostenido, la ansiedad, el miedo crónico, terminan afectando a nuestro cuerpo: insomnio, problemas digestivos, taquicardias, dolores musculares, fatiga constante.
Decir “no tiene nada físico” es no entender que lo emocional termina pasando factura al cuerpo. No hay nada más físico que una crisis de pánico. No hay nada más corporal que una ansiedad que te impide moverte.
Dejar de disimular, empezar a hablar
Este artículo no es solo mi experiencia. Es la de muchas personas que conviven con la ansiedad,las crisis de pánico, el miedo, la presión interna de seguir adelante como si nada. Es para quienes se esfuerzan el doble: por parecer que están bien mientras luchan por dentro.
Y también es un llamado a quienes miran desde fuera: no restes importancia a lo que no ves. Si alguien te dice que está mal aunque no tenga fiebre, créelo. Si alguien llora sin razón aparente, no busques una causa lógica. No es debilidad, no es exageración, no es un capricho.
Es salud mental. Y la salud mental también es salud.
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